- En la ducha exfoliamos los pies con un guante de crin.
- Una vez estén secos, aplicamos una crema hidratante y frotamos con la piedra pómez húmeda las zonas con durezas.
- Lavamos los pies retirando la crema.
- Finalmente, aplicamos vaselina, nos ponemos calcetines y dejamos actuar durante toda la noche.
¡A LUCIR PIES BONITOS!
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