Amo viajar, aunque la economía no permita ir a la otra punta del mundo, cualquier lugar tiene su encanto, sus rincones y su gracia. Viajar, sea a donde sea.
Los días soleados son un chute de energía y buen rollo, cuando te levantas y el día está precioso, ya hay motivos para sonreír. Además, tomar el sol con moderación es muy saludable, es energético, nos ayuda a sintetizar vitamina D y tiene un efecto anímico muy importante (sol anti-depre).
Pero aunque el sol sea una maravilla, qué me decís de esos tormentones que se forman en pleno verano, con lluvia, truenos y relámpagos.
Y la playa... El mar es otra de las cosas del verano que aporta muchos beneficios, para la piel, las heridas e infecciones, para los dolores de espalda, y tiene un efecto relajante que es fundamental. Además, a mí me gusta mucho descubrir nuevas playas o calitas poco conocidas donde no vaya todo el mundo de domingueo.
Y para comer, la sandía (otra con muchos beneficios), una fruta muy rica, refrescante y además, todo un símbolo del verano (está muy de moda en estampados de temporada). Y no hay que olvidarse del melón, que aunque es menos vistoso está igual de rico.
Y los helados, endulzan nuestro verano y refrescan los días de calor. Me encantan las heladerías que tienen helados sin azúcar, sin gluten, sin lactosa o veganos, que nos permiten disfrutar cuidando la dieta; pero tampoco le hago ascos a un "frigopie" en un kiosko de playa (creo que estoy exagerando).
Pues eso, a disfrutar, que en nada se nos va.
¿Sois playeros? ¿Melón o sandía? ¿Tenéis algún viaje programado para este verano?
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